Capítulo 2.
A las siete Cat deja lo que está haciendo y recoge sus cosas, se
pone su abrigo, las gafas de sol y camina hacia el ascensor. Se gira
una última vez para hablar con su asistenta pero hace una mueca al
no verla, esperando que no la líe en su ausencia. Entra en su
ascensor privado, bajando hasta la primera planta. Se dirige a su
coche, subiendo en el asiento trasero y diciéndole al chófer que la
lleve a casa; una vez allí, va a la cocina para preparar la cena y
el pastel preferido de Carter. Cat está tan metida en su tarea que
no se da cuenta cuando alguien entra por la pequeña puerta que da al
jardín.
-No sabía que cocinara
Miss Grant –Supergirl sonríe al verla de esa forma, puesto que no
había llegado siquiera a imaginar que la gran Cat Grant, reina de
los medios de comunicación, tuviese un lado tan maternal como el de
una madre preparando una tarta para su hijo.
-¿Qué…? –se gira y
suspira al ver que es ella, habiendo confundido su voz con la de
Kara.- Pensaba que llegarías más tarde. ¿Quieres tomar algo?
-No gracias –sonríe y
le quita un poco de harina del pelo, apartando la mano cuando se
tensa.- Lo siento, pero pareces un muñeco de nieve, bueno, de harina
más bien. ¿Quieres que te ayude?
-No hace falta –rueda
los ojos- es que hace viento y la harina vuela –termina de mezclar
los ingredientes, algo tensa porque haya invadido su espacio
personal, aunque no ha sido del todo desagradable.
-Está bien, como quieras
–sonríe pensando que su madre nunca había tenido tiempo de
hacerle un pastel de cumpleaños a ella, aunque los de tía Astra
estaban bastante buenos. Intenta apartar ese pensamiento de su mente,
preguntando por Carter- ¿ha llegado ya?
-No, su nueva niñera lo
iba a llevar a comprarle un videojuego como su supuesto regalo de
cumpleaños –mira la hora, metiendo el molde con la masa al horno.
-Está bien entonces
–sonríe y mira alrededor, pensando que esa cocina es igual de
grande que todo su salón.- Tienes una casa preciosa y enorme.
-Según Lois Lane es para
que mi ego pueda vivir conmigo –dice con algo de desprecio hacia la
mujer nombrada. Pone el tiempo en el horno y suspira- voy a cambiarme
de ropa, parezco yo la tarta –niega- Vigila el horno mientras.
-Sí Miss Grant –sonríe
cuando sale de la cocina, pensando que puede ser todo lo maternal que
quiera, pero es como es con el resto de personas y eso no va a
cambiar.
Cat sube a ducharse y
cambiarse de ropa, sin poder apartar de su mente el pensamiento de
cómo le irá todo a Kara allí. Cuando sale de la ducha, antes de
vestirse, coge el teléfono y marca el número de Kara, espera a que
se lo coja.
Cuando el teléfono suena,
Kara se sobresalta y lo coge antes de que Cat pueda llegar a oírlo,
intenta no parecer nerviosa.
-M-miss Grant… ¿va todo
bien? ¿Se lo está pasando bien Carter? –balbucea un poco sin
poder evitarlo.
-Si Kerah, todo va bien
aquí, ¿qué tal todo allí? ¿Has destruido mi negocio o quedará
algo para cuando vaya allí mañana? –sonríe al notar lo nerviosa
que está, intentando bromear un poco para que sepa que piensa que
puede hacerlo.
-Todo va bien Miss Grant,
los diseños se están imprimiendo y estarán listos para mañana a
primera hora –suspira, tratando de respirar hondo al notar que
realmente confía en ella después de todo.- No voy a fallarle.
-Eso es lo que espero
Kara, hasta mañana.
-Hasta mañana Miss Grant
–dice cómo puede, sorprendiéndola de que aún se acuerde de su
nombre real. Trata de recomponerse antes de que baje para que no
sospeche nada.
La mujer se termina de
vestir, bajando a la cocina, sorprendida de ver todo limpio y
recogido. Le sonríe agradecida a Supergirl.
-Parece que no sirves solo
para salvar ciudades.
-Me tomaré eso como un
cumplido –le sonríe.
-He pedido comida del
restaurante favorito de Carter, espero que te guste.
-Seguro que lo hará, no
se preocupe –mira la hora el tiempo del horno y saca el molde con
la tarta, soplando con su aliento gélido para que se enfríe
rápidamente pero con cuidado de no pasarse.
-¿Sabes? Se te podría
dar muy bien la cocina –sonríe y saca el bizcocho, partiéndolo y
rellenándolo con chocolate. Le pone chocolate blanco por encima y la
mira.- ¿Podrías…?
Claro –la vuelve a
enfriar tranquilamente, mirando como Cat le pone las virutas de
chocolate. Se fija más concretamente en una gota de chocolate que
hay en su mejilla, deseando quitársela, en cambio se la señala.- Te
has manchado
-Mierda –se limpia donde
le dice y suspira- Gracias –mete la tarta en el frigorífico y coge
las cosas para poner la mesa.
-No te molestes, ya lo he
hecho yo.
-Te he dicho que no
necesitaba que me ayudases.
-¿Qué le vamos a hacer?
Me gusta ayudar a las personas.
-Está bien, como sea
–deja lo que había cogido y mira hacia la puerta al oír el
timbre. Va casi corriendo hacia ella, para abrirles y sonríe, le
dice a la niñera que puede irse ya.- Cielo, tengo una sorpresa para
ti.
-¿Una sorpresa? ¿Qué
es? –la mira entusiasmado, sin tener ni idea de qué puede ser-
¿Una peli que aún no han estrenado? ¿Una nueva consola? ¿Una cita
con…? No puede ser –abre los ojos como platos, emocionado al
verla- Es ella, mamá, Supergirl está en el salón.
-Sí, es ella –sonríe,
feliz de verlo tan emocionado y entusiasmado, deja un beso en su
mejilla antes de dejarlo que corra hacia su heroína preferida.
-Hola, Carter, ¿no?
–sonríe y lo abraza, sabiendo que él no lo hace por lo tímido
que es.- Feliz cumpleaños.
-Yo eh… -se sonroja
notablemente cuando lo abraza pero se deja feliz.- Gracias
-La comida llegará en un
rato…
-¿Jugamos a un
videojuego? –coge las manos de ambas mujeres, tirándose de ellas
hacia la pequeña habitación donde tiene los videojuegos y consolas.
-Me encantaría –se deja
llevar, pensando que es un gran chico aunque sea tímido y reservado.
-Si te empeñas… -los
sigue, queriendo hacerlo realmente pero sin apetecerle quedar
expuesta a Supergirl a quien casi ni conoce.
Cat deja el móvil
sobre una pequeña mesa a un lado, costándole un poco, algo
preocupada de que Kara no pueda con todo y la necesite. En realidad,
más que preocuparle que la necesitase, quería que la necesitase,
era una extraña sensación que había tenido últimamente demasiado
a menudo. Por otro lado, Supergirl/Kara, no podía dejar de mirar a
la otra mujer de reojo, sintiendo que así es como realmente es,
incapaz de imaginar cómo debe ser mantener toda la fachada que
mantiene, sin dar lugar a dudas y haciendo creer a todo el mundo que
no tiene sentimientos. Realmente le habría gustado limpiarle esa
mancha de chocolate… Se reprendió a si misma por aquel pensamiento
puesto que Cat era su jefa.
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